Viajar es mucho más que hacer turismo, es un ejercicio de aprendizaje constante que nos pone continuamente a prueba y permite conocernos mucho mejor. No solo nos ayuda a enriquecernos con otro tipo de culturas y costumbres si no que nos permite descubrir aspectos de nosotros mismos que no sabíamos existían.
Son muchas las horas muertas que uno pasa cuando viaja en las que da tiempo a reflexionar y valorar muchos aspectos y cuestiones de la vida. Quiénes somos, hacia donde queremos ir, como queremos ir.
Una vez cumplido con éxito el objetivo de mi viaje a Bolivia, dediqué las últimas semanas de mi estancia en tierras sudamericanas para viajar por Bolivia, Chile y Brasil.
El primer destino de mi viaje no fue otro que la Capital de Bolivia, Sucre. Como ya os mencioné en el Capítulo 4 “Desde La Paz Con Amor”, a diferencia de lo que la gran mayoría de la gente considera, La Paz no es la capital oficial de Bolivia, es la “Capital Administrativa” o “Sede del Gobierno Boliviano y de los Poderes Legislativos y Ejecutivos”, mientras que la capital según la “Constitución Política del Estado” es Sucre.

Aeropuerto de Sucre. El «Universitario de Sucre» acababa de ganar la liga clausura y los aficionados estaban esperando a los jugadores
Allí me esperaba mi buen amigo Milton Cruz (Perteneciente a la “Orden de la Santísima Trinidad y de los Cautivos”), quien me alojó en su “Orden” junto con todos los hermanos “trinitarios”. Gracias Milton por vuestra hospitalidad y cariño.
Está claro que no podía marcharme de Bolivia sin conocer su Capital, pero siendo francos, el principal propósito de mi viaje a Sucre era otro bien distinto. Tenía que entregar un regalo de una antigua voluntaria de “Hombres Nuevos” a D. Ramiro Gantier, pero sobre todo, ansiaba escuchar de primera mano la historia que D. Ramiro tenía que contarme.
Yo ya conocía de su historia por varias fuentes, pero quería que me la contara él en persona. Necesitaba sentarme junto a él, mirarle a los ojos y dejarme llevar por sus emociones y sentimientos.
Tras aterrizar en Sucre procedente de Santa Cruz de la Sierra, comí con el Hermano Milton y todos los Hermanos “trinitarios” y me dirigí a la Casa Colonial en la que vive D. Ramiro junto a su esposa perteneciente a sus antepasados.
A lo largo de las cuatro horas que estuve pude disfrutar de las ricas mermeladas caseras que su esposa prepara y escuché con pasión y ternura la bella historia que os narro a continuación.
Reconozco que la historia me conmovió y cautivó de tal manera que fueron varias las veces en las que me emocioné mientras la escuchaba. Era tal la fuerza de la historia y la pasión con la que D. Ramiro la contaba que era fácil darse cuenta de la profundidad y verdad que había en cada una de sus palabras.
D. Ramiro es un antiguo jesuita descendiente de catalanes e hijo de hacendados criollos, señor elegante dónde los haya y con una caballerosidad digna de elogio. Es un hombre de bien, con un nivel cultural muy alto y poeta en sus ratos libres.
En su etapa de juventud debido a su constante preocupación por el bienestar social Boliviano se ordena sacerdote. Defensor a ultranza de los Derechos Humanos y de la dignidad del pueblo Boliviano se vio inmerso en innumerables altercados políticos.
En la primera parroquia en la que ejerce como Sacerdote (un pueblecito alejado de Sucre) se enamora de la joven Cira. Inician un amor prohibido pero Cira decide romper a punto de cumplir el año de relación al no sentirse bien con la situación y considerar que ni ese era el momento ni esas eran las formas.
D. Ramiro roto de dolor huye a La Paz buscando el olvido y el perdón de Dios. Sin embargo, sus superiores se percatan de que el joven sacerdote no es capaz de olvidar y lo envían a España meses más tarde.
Desde España, el apasionado sacerdote escribe al “amor de su vida”. Sin embargo, el caprichoso destino tenía otros planes para él. Cira le contesta y le dice que tiene novio y que se marcha a vivir con él a Estados Unidos.
D. Ramiro por fin comprende que el “amor de su vida” se ha marchado para no volver y que tiene que rehacer su vida. Decide marcharse a Lovaina (Belgica) para profundizar en el conocimiento de la teología, pero pronto se da cuenta de que no quiere seguir formando parte de la Iglesia y decide cambiar los fríos belgas por los calorcitos bolivianos.
Contrae matrimonio con “la Charito” con quien tiene varios hijos. Con ella, influenciado por el Che Guevara y Paulo Freire, se dedica a formar líderes indígenas. El dictador Hugo Banzer los expulsa de Bolivia y huyen a Venezuela. Allí la pareja se gana la vida enseñando formación humanística.
La situación política cambia y regresan a la ciudad natal de D. Ramiro, Sucre. Los once años de matrimonio hacen estragos y la pareja se divorcia. No obstante, “la Charito” siempre supo que el corazón de su esposo estaba ocupado por el gran “amor de su vida” Cira, a quien jamás logró olvidar.
El destino o la casualidad disfrazada de profesora de guardería de uno de los hijos de D. Ramiro y de una sobrina de Cira hace que veinte años después se vuelvan a reencontrar.
Cira jamás se había casado ni tenido hijos. Nunca pudo olvidar a D. Ramiro. Lo había intentando en numerosas ocasiones, con todas sus fuerzas, pero su corazón jamás dejó de sentir por él, por su primer amor, por su único amor.
Su romance había durado menos de un año, pero bastó ese periodo de tiempo para dejar la huella de la magia del amor en sus corazones y el hechizo de la pasión eterna. Muchas veces las cicatrices del corazón no son suficientemente fuertes y no acaban por cerrar del todo bien.
Esa misma tarde fueron a pasear, tenían mucho de qué hablar tras veinte años alejados el uno del otro. Meses más tarde contrajeron matrimonio y hasta hoy, más de veintiocho años de feliz matrimonio en los que han vivido su amor como si cada día fuera el último en sus vidas.
No se me olvidan todavía las lágrimas de Cira, hipnotizada escuchando a su esposo contar esa historia que ya tantas veces ha oído, mientras con una mano le agarraba fuertemente de la cintura y con la otra le peinaba su ya canoso pelo.
No habían podido tener hijos en conjunto, ya que la vida les volvió a unir un poco tarde, pero les daba igual, se querían, estaban juntos, no necesitaban nada más. El vivía por ella y ella vivía por él. Eran almas gemelas. Su destino era estar juntos, y la vida, caprichosa ella, les había arrebatado ese designio divino por ya demasiado tiempo.
Nunca he visto algo tan de verdad. Las miradas que se echaba el uno al otro eran magnéticas, de otro tiempo, de otra dimensión, pertenecían a otra realidad.
Al marcharme les di las gracias por haber compartido conmigo lo más importante de sus vidas. Su historia de amor. Me fundí en un enorme abrazo con los dos y les dije que no había sido el destino o la casualidad lo que los había unido, sino la fuerza y amor de sus corazones.
“Fue sin querer, es caprichoso el azar. No te busqué, ni me viniste a buscar. Tú estabas donde no tenias que estar, y yo pasé, pasé sin querer pasar” (Serrat)
Tras Sucre, mi siguiente destino era la gran perla de Bolivia, El Salar de Uyuni. El Salar es el desierto de sal continuo más grande del mundo. Está situado a unos 4.000 metros de altura y se encuentra en el Departamento de Potosí. El Salar es uno de los principales destinos turísticos de Bolivia y lo visitan aproximadamente 60.000 turistas cada año.
Tras 10 horas de autobús, llegué a la pequeña ciudad de Uyuni. Está situada en medio de la nada. No es precisamente el destino que elegiríamos de escapada romántica. Es un lugar muy peligroso por la noche donde hay que andarse con mucho cuidado.
Claramente no elegí las mejores fechas para ir. A principios de Junio Bolivia está a punto de entrar en invierno y en Uyuni las temperaturas por la noche oscilan entre los -10 y -15 grados centígrados.
Todo el mundo me había hablado maravillas del Salar y la verdad que iba con expectativas altas. No obstante os reconoceré que no es que me entusiasmara demasiado, y doy gracias por haber comprado solo el tour de un día. No quiero ni imaginar lo que hubiese significado pasar tres días con sus dos correspondientes noches a -15 grados centígrados.
El plan que tenía en mente tras pasar el día en el Salar era ir hasta Santiago de Chile. Aproximadamente me esperaban unos 3.000 kilómetros de autobús debido a los transbordos que debía de realizar. No me preguntéis por que, pero tenía la premonición de que no iba a resultar un viaje sencillo. Efectivamente no me equivoqué.
Era miércoles y tras pasar todo el día en el Salar tenía mi primer autobús, de Uyuni a Oruro, a las 18.00. Era un viaje de 500 kilómetros y de unas 8 horas de duración. El frio que pude pasar en ese autobús prefiero ni recordarlo. Parecía que el viaje no se fuera a terminar nunca. Llegué a la terminal de autobuses de Oruro (que estaba cerrada) en torno a las 2.00 de la madrugada. Hacía -10 grados (Oruro se encuentra a unos 3.700 metros de altitud).
Compré mi billete de autobús en un puesto callejero con destino a Iquique (Chile). Es un trayecto de unos 800 kilómetros y el número de horas de viaje depende por completo del tiempo que te lleve pasar la frontera de Bolivia a Chile en el puesto fronterizo de Colchane.
Llegamos a Colchane sobre las 8.00 de la mañana del jueves. Nos llevó 8 horas pasar la frontera. Había una cola de 32 autobuses y había que esperar a que fuera pasando cada uno de ellos con sus correspondientes pasajeros. Tuve tiempo de hacer varios amigos, aunque lo único que yo deseaba era poder llegar a Santiago de Chile cuanto antes.
Poco a poco el cansancio empezaba a hacer mella y la falta de sueño empezaba a manifestarse. A las 20.00 de ese jueves por fin conseguimos llegar a Iquique.
A las 21.00 salía un autobús con destino a Santiago de Chile que tenía una duración de 24 horas y que cubriría los 1.700 kilómetros que me faltaban por recorrer. Debido a mi cansancio y a llevar más de 36 horas sin apenas dormir opté por comprar un billete en un autobús cama para intentar dormir algo esa noche.
Diez minutos antes de salir el autobús subí a él y me acomodé. Estaba feliz. Ya había pasado lo peor. Había comprado comida rica, el autobús era amplio y cómodo y además estaba casi vacío.
Cuál sería mi sorpresa al hacer la rutinaria revisión previa al inicio de un viaje al ver que no tenía mi carpeta verde donde llevaba el pasaporte, el DNI, las tarjetas de crédito, el teléfono y el dinero.
Salí escopetado del autobús y corrí hasta la casa de cambio de divisas de la terminal. Hacía pocos minutos había cambiado dólares americanos por pesos chilenos. La mujer que allí estaba no fue capaz de decirme nada, sin embargo, una señora de otro mostrador me dijo que había visto salir a dos chicos corriendo escondiendo algo bajo la chaqueta justo cuando yo estaba cambiando dinero.
Estaba claro. Me habían robado. No me lo podía creer. Había cometido un error de principiante (aparte de llevar todo junto en la misma carpeta) y con las prisas, al ir a cambiar el dinero, había dejado mi carpeta verde sobre la mesa y se la habían llevado.
En ese momento se me vino el mundo encima. No tenía dinero, ni teléfono, ni documentación… Menos mal que hubo dos chicas que se apiadaron de mi y se portaron magníficamente ayudándome en todo momento. Como siempre os digo, hay que ver la parte positiva de cualquier situación, y en este caso concreto, me quedo con la bondad de estas personas.
Tras unas horas en Iquique intentando solucionar la situación conseguí que me metieran en un autobús con destino a Santiago que salía a las 23.30. Puesto que había perdido mi autobús de las 21.00 me querían hacer pagarlo.
Independientemente de que fuera injusto o no, el problema es que no tenía como pagarlo. Al final, y tras hacer entrar en razón a los comerciales de la compañía, conseguí entrar en el susodicho autobús sin tener que pagar nada. Por supuesto este era un autobús de línea normal (el asiento no se reclinaba ni un centímetro) que iba de gente hasta los topes.
Recuerdo esas 24 horas como una auténtica pesadilla. Todos mis víveres ascendían a dos sándwiches de jamón y medio litro de zumo de melocotón. Una buena señora que iba conmigo en el autobús me regaló una bolsa de cacahuetes y una botella de dos litros de agua.
El viernes, a las 23.30 y tras más de 53 horas de autobús y 3.000 kilómetros a mis espaldas, conseguí llegar a Santiago de Chile, hecho una calamidad, pero muy feliz. Allí me esperaba uno de mis amigos del alma, Juan Fábregas.
Juan es uno de esos amigos de VERDAD que sabes que va a estar siempre ahí, en las duras y en las maduras. Os aseguro que poderle tener como amigo es un verdadero privilegio del cual uno tiene que ser muy consciente y estar muy agradecido.
Me quedaría corto si intentara agradecer públicamente tanto a Juan como a su prometida Bea por el trato que me brindaron. No obstante, os vuelvo a dar las gracias de corazón por lo bien que me hicisteis sentir y por todas las atenciones que tuvisteis conmigo. Nunca lo olvidaré.
Santiago, capital de Chile, es una ciudad hermosa llena de contrastes, donde la historia y la modernidad conviven amigablemente. Caminando por la ciudad podemos encontrarnos con una Iglesia de 1586 y saliendo de ella tomar el metro más moderno de Sudamérica. Se encuentra ubicada en un valle al pie de la cordillera de los Andes y está atravesada por el Río Mapocho.
Los días que pasé en Santiago fueron increíbles. Tuve tiempo de hacer turismo y conocer Santiago a fondo, hacer deporte, descansar, salir alguna noche, ir al cine y teatro y comer extraordinariamente bien. Por supuesto, tuve tiempo de solucionar todos los asuntos relacionados con mis documentos robados.

Aspecto que presentaban las oficinas de la Interpol cuando fui a poner mi denuncia por el robo de los documentos

Palacio de la Moneda. Es la sede de Gobierno y también alberga el Ministerio del Interior y Seguridad Pública así como la Secretaría General de la Presidencia, la Secretaría General de Gobierno y el Ministerio del Desarrollo Social
No olvidaré nunca el día que entré en el Consulado de España en Santiago y la funcionaria que había de guardia, en cuanto conoció de mi caso, me agarró del brazo y comenzó a gritar “tenemos a un sin papeles” mientras me conducía a la planta de arriba. La gente me miraba de manera extraña debiéndose pensar que era alguna clase de delincuente o algo similar.
Desde aquí agradezco al Consulado Español lo bien que se portó conmigo y la celeridad con la que resolvió mi situación.
Mi amigo Juan, hombre de sorpresas y detallista por naturaleza, me tenía preparada una última sorpresita antes de mi partida. Justo antes de marcharme para Brasil me invito a cenar a casa de sus tíos, la entrañable Familia Antoñanzas Bernar.
Pasamos una noche de lo más agradable y divertida. Al final de la noche, Ignacio, su tío, me comentó la posibilidad de que quizás me podría conseguir una entrada para ver en Maracaná (Rio de Janeiro) el España – Chile del Mundial de Fútbol. La verdad que no me lo podía creer, aunque no me quise hacer muchas ilusiones por lo que pudiera suceder.
Puesto que disponía de varios días para estar en Brasil, opté por sacar un billete de autobús para ir de Santiago a Sao Paulo cruzando todo Argentina y realizando una parada de 12 horas para conocer Buenos Aires. El trayecto era de 3.400 kilómetros y la duración del viaje de unas 48 horas más las 12 horas de la parada en Buenos Aires. Había hecho coincidir la parada de Buenos Aires con el primer partido de España en el Mundial que jugaba contra Holanda. No me lo quería perder bajo ningún concepto.
El día de mi partida (y con 20 sandwiches de jamón y mortadela en mi mochila) llegué por la mañana temprano a la estación de autobuses de Santiago para comenzar mi periplo hacia a Brasil. Una vez allí me dijeron que se cancelaba el viaje por mal tiempo. Habían cerrado las fronteras por tierra con Argentina y me dijeron que no sabían cuantos días o semanas tardarían en volver a abrirlas.
Rápidamente cambié mi billete por “cash” y me dirigí al aeropuerto de Santiago. Era jueves 12 de Junio, día de la inauguración del Mundial con el partido Brasil – Croacia. Las probabilidades de conseguir un billete de avión a Sao Paulo de “last minute” por el mismo precio más o menos que me había costado el billete de autobús eran casi nulas.
La Diosa Fortuna se puso de mi lado y conseguí por un puñado de pesos chilenos más un billete de avión de Santiago a Sao Paulo. Me daba pena no poder recorrer Argentina en autobús y no poder conocer Buenos Aires, pero por otro lado, ahorrarme 48 horas de autobús tampoco es que me disgustara del todo.
En Sao Paulo me esperaba otro de mis mejores amigos, Guillermo Gómez. Bellísima persona donde las haya y AMIGO FIEL. Tampoco haría honor a la verdad si intentara explicar y agradecer públicamente todo lo que Guillermo hizo por mí en Brasil.
Guillermo y yo nos conocemos desde hace ya más de 12 años y siempre nos ha unido una relación de amistad muy bonita y especial. Desde aquí aprovecho para volver a agradecerte todo lo que hiciste por mí querido amigo. Tampoco lo olvidaré jamás.
Sao Paulo es la mayor ciudad de Sudamérica y una de las más grandes y ricas del planeta. Es también considerada la mejor ciudad para hacer negocios en América Latina y posee muchas atracciones turísticas además de una gran oferta cultural, deportiva y gastronómica que la hace un lugar único en el mundo.
Tiene una población cercana a los 11 millones de habitantes y a los 20 millones si se considera su región metropolitana. Históricamente ha sido atractiva para los inmigrantes y más recientemente, para los brasileños de otros estados, siendo así una de las ciudades más diversas del mundo.
En Sao Paulo tuve la oportunidad al igual que en Chile de conocer la ciudad a fondo, de descansar, deleitarme con la rica gastronomía brasileña y sobre todo disfrutar del Mundial de Fútbol.
El ambientazo era espectacular y todos los días íbamos a Vila Madalena, una especie de Latina en Madrid. Allí se respiraba futbol por los 4 costados y todo estaba lleno de pantallas gigantes y gente de todo tipo de nacionalidades gritando y animando a sus respectivas selecciones.

Las cámaras de televisión estaban por todos los lados para ir entrevistando en directo a los aficionados

El Estadio Municipal Paulo Machado de Carvalho (más conocido como Estadio Pacaembú). El Corinthians es el equipo que juega más a menudo en el lugar. También suelen jugar como local aquí el Santos y el Palmeiras
Tuve la oportunidad de ver durante esos días a mis buenos amigos Jorge Salama y Fabio Iliovitz con quien disfruté viendo varios de los partidos del Mundial. Cada vez que jugaba Brasil el país se paralizaba por completo. Cada gol de Brasil se podía escuchar desde cualquier rincón de Sao Paulo, era espectacular.
El lunes 16 de Junio recibí la llamada que tanto ansiaba. Era Juan. Me decía que su tío me había conseguido la entrada para ver en Rio de Janeiro el España – Chile. No me lo podía creer. El partido era el miércoles día 18 de Junio y no tenía tiempo que perder.
Inmediatamente compré un billete para un autobús nocturno en el que viajaría durante la noche del martes a miércoles (7 horas aproximadas de viaje). Rio prácticamente no lo pude visitar ya que tras ver el partido el miércoles 18 de Junio tuve que regresar de inmediato a Sao Paulo en otro autobús nocturno puesto que mi vuelo a Bolivia estaba a la vuelta de la esquina.
La experiencia de estar en Maracaná fue gloriosa y no la olvidaré jamás. Cierto es que no fue nuestro mejor día ya que perdimos 2 a 0 y nos eliminaron del Mundial. Las bromas (de manera cariñosa) que recibí por parte de los aficionados chilenos que estaban a mí alrededor en el estadio fueron de las que hacen afición. De todos modos experiencias de este tipo no se tienen todos los días por lo que independientemente del resultado fue un día extraordinario.
El partido lo vi junto a algunos chicos procedentes de distintas “favelas” de Rio de Janeiro que pertenecen a una Fundación que tutela “Endesa Brasil”. Fue de lo más divertido. Ellos solo hablaban portugués y yo portugués no hablo, por lo que nos entendimos como buenamente pudimos a lo largo de las 6 horas que estuvimos juntos. De todas formas, cuando se trata de Fútbol, es fácil entenderse con la gente.

Los chicos dirigiéndose al Estadio. Como podéis ver las medidas de seguridad alrededor de Maracaná eran importantes

Interior del Estadio donde comimos y vimos el partido previo a España que se jugaba entre Holanda y Australia en Porto Alegre

Rodeado por toda la afición Chilena. En el estadio el 90% eran aficionados Chilenos y tan solo el 10% Españoles
Desde aquí vuelvo a dar las gracias a Ignacio Antoñanzas por hacerme el hombre más feliz del mundo y por darme la maravillosa oportunidad de poder ver un partido de España en un Mundial y encima en una de las grandes mecas del balompié cual es Maracaná.
Como veréis, el viaje por Sudamérica dio para mucho de sí. Fueron muchas las emociones y experiencias que en poco tiempo viví. Disfruté mucho, aunque también hubo momentos duros. La vida del viajero es así, una montaña rusa de experiencias y sensaciones.
Quiero terminar el Capítulo de hoy con una pequeña reflexión:
El Ser Humano viaja por dos poderosas razones. La primera, y más sencilla, aprender. La segunda, más importante y complicada: desaprender. Este viaje me dio la oportunidad de encontrar personas fascinantes de las que he aprendido mucho, y por el camino han surgido obstáculos que he podido superar gracias a desaprender lo que creía verdades absolutas. Pero todo lo aprendido y desaprendido no es mío, no me pertenece. Lo he tomado prestado y por ello lo he querido compartir con vosotros.
Hasta el próximo Capítulo.
Cuanto tiempo sin saber nada de ti Ignacio. Que capítulo más bonito y tierno. Felicitaciones por todo. Saludos desde el Ecuador. William
Muchas gracias William!!!
Ignacio, por que llevas tanto tiempo sin escribir? Pensé que lo habías dejado. Me ha encantado este capítulo. La historia de amor entre Ramiro y Cira es preciosa.
No te conozco, pero se nota, en tu forma de escribir y en tus pensamientos, la clase de persona que eres, única y especial.
Sin duda, la mujer que esté a tu lado debe ser la más feliz del mundo. Personas como tu, con tus principios, sentimiento y calidad humana, son muy difíciles de encontrar. Me encantaría ser tu Cira. Un beso grande de una fiel seguidora.
Miriam, he estado con otros proyectos y por eso no he podido escribir antes. Ojala dispusiera de más tiempo. Muchísimas gracias por tus palabras y por seguir el Blog.
Un gran post. Me ha gustado mucho la reflexión del final. Enhorabuena por todo lo que haces. Un saludo
Gracias Eusebio!!!
ayyy chiquillo como echaba yo de menos esa sonrisa de peter pan y a ese santanderino guapo como el solo. que historia la de cira…y vaya aventura la del viaje en autobús. eres un valiente. me vuelve loca como escribes, pero no tardes tantos meses que me aburro si no. muchos besos precioso
Gracias Gemita. Espero que no pase tanto tiempo para escribir el próximo Capítulo.
Muy buen artículo. Muchas enseñanzas y lecciones valiosas. Gracias por todo el trabajo que haces. A muchos nos ayudas a ver la vida con otra perspectiva. No me cabe duda de que la vida te dará todo lo que tu le das a ella. Un abrazo. Ernesto.
Gracias Ernesto. En mi opinión lo importante es tener muchas perspectivas y luego aplicar a nuestro día a día un mix de todas ellas.
Felicidades por el capitulo, me gusto mucho. Saludos
Gracias!!!
Ignacio, cmo puedo contactar contigo? Soy el redactor jefe de una revista bastante conocida y me gustaría poder hablar contigo para que empezaras a colaborar con nosotros si te interesa…
JRSL ya te he mandado a tu correo mis datos de contacto.
Ignacio cuanto tiempo esperando este capítulo tuyo . Tengo entendido que andas muy mal de tiempo ,puesto que estas realizando un Master de dos años .Espero que te vaya bonito y como dice Ernesto que la vida te de por lo menos un poco de lo que tu estas dando.CUIDA SIEMPRE A ESOS BUENOS Y GENEROSOS AMIGOS Suerte.
Gracias Campanillas!!! Que bueno volver a saber de ti después de tanto tiempo!!!
fabuloso tu capítulo de esta semana. me quede impactada de la historia de ramiro y cira, que bonita. sigue así. besos guapo
Gracias Raquel!!! La verdad que es una historia preciosa!!!
Enhorabuena Ignacio! Te superas a ti mismo con cada capitulo q escribes y demuestras a todos los lectores que te seguimos que hay otra forma de entender la vida! Gracias por todo
Muchas gracias Ricardo por tus cariñosas palabras!!!
Qué alegría leer otro capítulo, ya sabes que tienes que compilar todo y hacer un libro, tus experiencias son preciosas, pero mucho más si de todas sacas tan bonitas reflexiones…
Te recordamos con mucho cariño querido Ignacio, no te olvides de nosotros!!!
Muchos abrazos y besos, uno especial de Sarita.
Hola Fabi. Que alegria saber de ti. Muchas gracias por lo que me dices. No te preocupes que es imposible que me olvide de vosotros jamas. Le das otro beso muy fuerte a Sarita de mi parte y otro enorme para ti. Cuidate mucho Fabi!!!
Me ha parecido un viaje maravilloso, con toda clase de experiencias, buenas y malas,pero que seguro habrán marcado tu vida.
Eres estupendo, de ve claramente que clase de persona eres y que formación tienes .
Esto te va a servir para valorar las cosas que tienes, y que seguro no te habías dado cuenta.
Que no cambies, se necesitan en estos tiempos muchos como tu, que por desgracia,no ay
Se han perdió los valores .
Un abrazo. María Jesús
Muchísimas gracias por tus palabras!!!
Me encantó el capitulo. Enhorabuena. Nunca pierdas la calidad que tienes como ser humano pues no hay mucha gente como tu por el mundo, y te lo dice alguien que tiene ya muchos años y ha conocido a muchísima gente. Que orgullosos se deben de sentir todas las personas que formen parte de tu vida. Tenerte en sus vidas es un privilegio. Animo con tus estudios campeón.
Muchas gracias Charo!!!
Ignacio!!!!! Me dejaste como siempre sin palabras con la historia de amor que narras, y la dura experiencia que tuviste que pasar antes de llegar a Santiago y luego ver que hay personas con ese corazón lleno de cariño como tu amigo Juan y la emoción que te fuiste a Brasil donde se palpitaba todo a Futbol. Como siempre Nachito me ha encantado el capítulo y estere esperando el 13. Un abrazoteeeee desde mi Bolivia!!!!
Muchas gracias Irma!!! Espero que todo te siga yendo igual de bien. Mil gracias por seguir cada Capítulo del Blog. Me hace mucha ilusión.
Me encantas tu y tu blog!
Muchas gracias Rocio!!!
Hola campeon. Una vez mas me fascinan tus vivencias tan culturales y humanas, preciosas historias, bonitos paisajes, y sobre todo buenos amigos que en un momento dado estan ahi. Por supuesto tu preparacion y audacia hace que hoy nos lo cuentes. gracias!!!!
Gracias como siempre Remedios!!!
Peter Pan, deja el master que haces y vente conmigo al pais de Nunca Jamas……
Lo primero es lo primero…
Nacho, ¡eres un crack! Nunca dejes de ser como eres porque como siempre te he dicho tienes algo muy especial dentro de ti y estas destinado a hacer grandes cosas. No sabes las ganas que tengo de verte y que podamos tener una de esas conversaciones profundas que tanto nos gustan a los dos. Sigue como hasta ahora luchando por tus ideales. Solo quien pelea por lo que quiere lo consigue, aunque que te voy a contar a ti de eso 🙂 ¡¡¡¡¡¡¡¡Gracias por estar siempre ahi!!!!!!
Muchas gracias Cris!!! Espero verte pronto!!!
Precioso, como siempre sin palabras. Sencillamente me fascinas
Gracias!!!
Una vez mas…MAGISTRAL!
Gracias Mario!!!
Hola Ignacio también pensé que dejaste de escribir por algún motivo? pero me parece precioso lo que cuentas conociendo nuestras tierras, amigos y lugares impresionantes que se ve en las fotos, Saludos de los amigos que dejaste en Santa Cruz de la Sierra flia. Adaro Espinoza
Muchas gracias!!! Saludos!!!